domingo, 3 de mayo de 2020

Tener presente


  Debemos tener presente
  El pueblo hebreo recuerda cuando celebraron
la Pascua ungiendo dinteles y puertas de sus casas con la sangre del cordero que fue sacrificado y aquellas donde no aparecían esos signos, el primogénito dejó de existir cuando el ángel pasó, entonces se rompieron las cadenas espirituales que los tenían atados a Egipto y salieron de la esclavitud. Este evento fue profético porque sucedió siglos después cuando Jesús compró al pueblo y a quienes habrían de creer en Él, por la predicación de los apóstoles con su sangre inocente entonces se apartaron del mundo. Y en esa fecha comienza el año litúrgico, que es variable porque depende del calendario lunar de 28 días, eso significa que para nosotros puede ser marzo o abril.
  Este año, debido a que la lunación fue a fines del mes pasado, caerá el día 11, siete semanas después será Pentecostés, que está incluida entre las ordenadas por Dios y menciona Levítico 23 y más que cualquier aniversario en la iglesia debemos observarlo porque fue cuando Dios tocó a los que 
congregaban y ayunaron diez días;  discípulos y fieles bautizándoles en Espíritu Santo y fuego, donde Pedro lleno de poder y bajo su liderazgo comenzó algo que nunca terminará y por eso le damos gloria al Padre porque Él le permitió resucitar para darnos vida eterna a todos los que creen confiesan y reciben  en el corazón cómo Señor y Salvador del alma.
  El único evangelio que comenta sobre la Santa Cena como re memorable es Lucas, quien no fue testigo ocular. Mateo y Marcos, que si lo fueron no lo mencionan como tal y Pentecostés sucedió después de que se marchó a preparar morada pero figura en los Hechos de los Apóstoles. Cómo fue ordenada por el Altísimo, significa que  siempre se observa.  Y los que aman a Dios, guardan, obedecen su palabra, la celebraremos cada año.