En
el pasado mes de abril, la celebración Pesaj del calendario lunar judío de 13
meses coincidió con la Pascua del nuestro que es gregoriano solar de 12 mese.
Como
conocedores de astronomía y mecánica celeste, los magos sabían con precisión
cuándo nacería Jesús y siguiendo una estrella llegaron de noche a Jerusalén,
porque desconocían la curvatura terrestre; Cuando se estira en plano todos los
lugares se desplazan y aparece Belén a 8 kilómetros. Aquello figura en el
evangelio de Mateo capitulo dos, pero aprendemos a leer no a pensar, menos
nociones de topografía.
Cuando
hay fiesta es costumbre iluminar las ciudades, sin embargo, los extranjeros no
tenían cómo saberlo y preguntaron por el recién nacido. El resto de la historia
es conocido y no vamos a redundar en ello.
Los
evangelios de Mateo, Marcos y Lucas la relatan cada uno a su manera. La 1ra Epístola
de Corintios capítulo 11 fue escrita por Pablo que ignoraba cuando Jesús les
dijo ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca!
Recordaba su nacimiento con sus discípulos y lo que hizo Judas es considerado
falta de comunión, sobre lo que hay toda una doctrina pero alguien tenía que hacerlo para que nosotros seamos
salvos de manera que quiénes recuerdan todos los días o meses no son más
espirituales que los que no.
Quienes consideran otra fecha festejarán la
herejía que se les ocurra que funciona como un termómetro de esa manera
conocerán quiénes está o no con ellos.
A los evangélicos les tiene sin cuidado
porque lo que interesa es que Él vive y reina.
La teoría de la probabilidad dice que una
de
cada 31.536 millones de personas morirá el día que nació y fue el primero en
cumplirla y nos confirma que la humanidad empezó con una pareja. Y la evolución
es “cuento chino”