Después
de la muerte del rey David el reino se dividió y al Norte se ubicó Israel que
con el transcurrir del tiempo fuera conocido como la región de Samaria por
donde los judíos no caminaban.
Como
también eran hebreos. Jesús les anunciaba el reino y no se desvió de su ruta
sino se detuvo en el paraje denominado Sicar donde está el pozo de Jacob.
No existía, el servicio de agua potable a
domicilio. Por eso era costumbre llegar al pozo por la mañana a extraerla.
Acudían las vecinas que se enteraban de todas las novedades. A medio día
arribaba una mujer de la que todos hablaban; tenía una vida complicada. Jesús
lo sabía y esperaba pacientemente su llegada.
La forma de entablar contacto es una enseñanza
de cómo hacerlo con alguien desconocido para compartirle las buenas nuevas y
evangelizar. Aquello le permitió revelarse y después a todo el pueblo quiénes le creyeron quedándose
entre ellos dos días. Jn 4:40
Cumpliendo
el trabajo encomendado por el Padre, estableció la primera comunidad de
creyentes porque permaneció más tiempo en Samaria. A quienes sus discípulos
habrían de confirmar la resurrección y las buenas nuevas de salvación. Y Felipe
ejecutó el mandato. (Los Hechos 8:5)
Más tarde llegaron Pedro y Juan quienes oraron
e impusieron manos para que recibieran el don del Espíritu Santo. (Los Hechos
8:14,15) Aquella acción confirma que no se le recibe cuando se cree. Si no
cuando se ora pidiéndolo.
En resumen: Antes de la crucifixión a los
primeros creyentes se les reveló Jesús en Sicar y por esa razón Felipe fue a
anunciarles el cumplimiento de la promesa y recibieron al Espíritu Santo